Historia
La Casa
Esta casa fue construida a mediados del siglo XVII por Pedro de Ayala y Roxas, hijo de Don Diego de Ayala Guzmán y Castilla, VI Conde de la Gomera, y de Doña María Van Dalle y Van de Werbe, hija de Pedro Van Dalle, señor de Lilloot y de Zuitland, uno de los grandes propietarios del Llano de Argual y sus plantaciones de azúcar.
Esta edificación es la más antigua de las actuales casas señoriales del conjunto histórico del Llano de Argual y es una representación de la riqueza histórica y cultural de la isla, así como su patrimonio colonial español.
La casa consta de dos plantas de altura: la primera, a ras de suelo, destinada a lonjas y a la actividad agrícola de la producción de azúcar, y una segunda planta que alberga una vivienda señorial con singular balcón techado sobre el acceso de llegada, como signo social de poder. También cuenta con un patio abierto en «U» donde poder observar sus hermosas galerías de madera sostenidas por pies derechos y zapatas de derivación jónica, una destiladera canaria octogonal y una imponente portada almenada que da paso al traspatio, donde se halla la casa de purgar, construida en 1658-1659.
El azúcar
El cultivo del azúcar en La Palma se remonta al siglo XVI, cuando los conquistadores españoles introdujeron esta actividad económica en la isla. A partir de entonces, el azúcar se convirtió en un cultivo crucial que impulsó la economía de la isla y atrajo a numerosos colonos y comerciantes.
Durante los siglos XVI y XVII, La Palma experimentó un auge en la producción de azúcar, con la creación de numerosos ingenios azucareros como en el que nos encontramos. Estos ingenios utilizaban la mano de obra esclava para llevar a cabo el proceso de producción, desde el cultivo de la caña de azúcar hasta la extracción y refinamiento del azúcar.
El azúcar de La Palma se exportaba a otros lugares de Europa y contribuyó significativamente a la economía local, generando riqueza para los propietarios de las plantaciones y los comerciantes. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo, la competencia de otras regiones productoras de azúcar y el declive de la demanda en Europa llevaron a una disminución en la rentabilidad del cultivo en La Palma.
A lo largo de los siglos XVIII y XIX, la industria azucarera en La Palma entró en declive gradualmente, y muchos ingenios cerraron sus puertas. En su lugar, otros cultivos como el plátano y la vid fueron ganando terreno en la isla, diversificando la economía local.
A pesar de su declive como principal actividad económica, el legado del cultivo del azúcar en La Palma perdura en la arquitectura que podemos disfrutar en el Llano de Argual. Esta casa es un ejemplo de aquel esplendor y que influyó directamente en la cultura y en la identidad de los habitantes de La Palma.
Casa del Conde o de Vélez de Ontanilla
Fabricada a mediados del siglo XVII por don Pedro de Ayala y Roxas (1633-1685), caballero profeso de la orden de Alcántara y gentilhombre de boca de Su Majestad, a principios de la centuria siguiente pasó a formar parte de la vinculación fundada por los hermanos don Juan Antonio Vélez y Cubillas y don Felipe José Vélez y Guisla, quienes procedieron a su reedificación. Como tal, fue vendida en 1864 por los últimos titulares de aquel mayorazgo, los hermanos de Barreda y de Serre, naturales de Santander, aunque todavía en 1753 era conocida como la «Casa del Conde».
No fue hasta el 1900 cuando Severino Sosa Pestana, emigrante natural de Los Llanos de Aridane que regresó de Cuba con fortuna, su esposa, Mª Ruperta Concepción Sequeira, y sus cuatro hijas, cuando adquiere la propiedad.